DÉCIMO MES: MEDIA
MARATÓN DE VERA
#MMVera2016
16 de julio de 2016
Cuando una persona desea realmente algo,
todo el universo conspira para ayudar a esa persona a realizar su sueño
#PauloCoelho
Creo
firmemente en esta frase, creo que cuando tienes un sueño, tienes que luchar
por él con todas tus fuerzas.
Este reto
de 12 medias maratones ha puesto en mi camino a gente increíble, ha hecho que
aprenda muchas cosas, sobretodo de mí misma, ha hecho que disfrute de la vida
como no lo había hecho antes, dando sentido y más valor si cabe a muchas cosas
que estaban aquí conmigo y no has había sabido apreciar.
A veces hay
sueños difíciles, pero ahora no creo en la palabra "imposible", los
sueños hay que lucharlos y después del escalón anterior, luche para que esta lesión
no me impidiera frenar, luche por fortalecer toda la región lumbar y abdominal,
luché para que mis zancadas fuesen mejores, luché por no tragarme toda el agua
de la piscina en todas esas horas nadando, luché por no caerme de la bici en
todas aquellas salidas, luché por aumentar poquito a poco mi velocidad en todas
aquellas carreras populares pequeñitas en las que participamos..., hasta que un
día se me presentó la oportunidad de acompañar al benjamín de la casa en uno de
sus triatlones ..
Si correr
12 medias maratones ha sido un reto salvaje para mí, hacer un triatlón (a pesar
de ser en la distancia súper sprint) a la altura de la décima media maratón, ha
sido todo un "re-reto"; ponerme el dorsal sea la distancia que sea me
da miedo, y pasé días pensando en no hacer este triatlón a pesar de estar ya
inscrita, porque esta no era miedo sino pánico..., y una vez más luché..., y
cuando me vine a dar cuenta mi hijo Miguel y mi marido estaban a mi lado
corriendo gritándome ese "¡vamos mama!" por aquella alfombra que me llevaba
a la meta de mi primer triatlón. Fue entonces cuando me invadió esa sensación,
algunos amigos triatletas dicen que es el veneno del triatlón, yo simplemente
tenía la sensación de que era fuerte, me sentí feliz, me sentí orgullosa de mi
misma por haberlo intentado, sentí de verdad que yo podía.
Y llena de
esa energía, llegó el día de este décimo escalón, esta décima media maratón, en
Vera (Almería), muy cerquita de San Juan de los Terreros donde pasamos parte
del verano, y esta vez la carrera era nocturna. ¡Menos mal!, porque en pleno
mes de julio el calor ya no es tan buen amigo del running...
Allí en
Vera nos esperaba Sole, nuestra compi del #retoyosipuedo, esta guerrera que una
vez más se armaba de valor para acompañarnos en otro escalón de esta
pequeña-gran locura.
Sencillamente
me sentí feliz por llevar a mi lado a una valiente que lucharía una vez más
frente al "miedo" a esta distancia...; cuando una persona te dice:
"voy contigo", a pesar del esfuerzo que esto conlleva, no puedes
hacer otra cosa que admirar esa fuerza, esa energía positiva y desde aquí
quiero agradecerle una vez más que fuese capaz de transmitirme parte de su
coraje para cruzar esta meta.
"No era más que un zorro semejante
a cien mil otros, pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo..., #elprincipito"
Recogimos
los dorsales con tiempo y junto al "Boti" fuimos a su casa a tomar
ese café pre-carrera, pero estábamos tan nerviosos que fuimos incapaces de tomar
algo que no fuese agua.
Su casa
estaba próxima al tramo donde transcurría el kilómetro 19 y volvimos andando
hasta el arco de salida para reunirnos con el resto del equipo y hacer esas
fotos donde todos salen sonrientes y perfectos y yo salgo con mi cara de susto,
intentando que asome una medio sonrisa a pesar de esos tremendos nervios...,
¡que le vamos a hacer!, ¡no lo puedo evitar!...
Sin embargo
esta vez, a pesar de estar nerviosa como siempre, me sentía un poquito más
confiada en mí misma que otras veces, había escuchado a mi cuerpo, había cogido
fuerzas y allí estaba otra vez en ese arco de salida junto a mi escolta de
lujo, dispuesta a pelear esa carrera.
"El mejor guerrero no es el que triunfa siempre, sino el que vuelve sin miedo a la batalla..."
Sonó el
pistoletazo de salida y corrimos como alma que lleva el diablo; la media
maratón se hacía junto a una carrera de 5 kilómetros y evidentemente los
corredores de esta distancia salieron casi en sprint, y allí estábamos los
tres, corriendo ese primer kilómetro a un ritmo de cuatro y pico, menos mal que
supimos regularlo a tiempo y poco a poco alcanzamos nuestro
"ritmo-crucero".
Había mucha
gente conocida en esta carrera e íbamos saludando, dando y recibiendo ánimos,
cuando de pronto una chica nos adelanta y nos grita: "¡vamos ese
#retoyosipuedo!, ¡ánimo parejita!", era nada más y nada menos que Myriam,
la maratoniana madrileña del grupo "NextLevel" que tan bien nos
acogió en la media maratón de Madrid.
Enseguida
se apoderó de mí un chute de energía positiva y pese al calor y la tremenda
humedad que había, mis piernas, mi cadera, mi piramidal, todo pasó a un segundo
plano..., de pronto todo estaba bien y seguimos avanzando con una sonrisa de
oreja a oreja al cruzarnos también a Jose-Luis su pareja, fue genial verlos
allí y sentir esa sensación de alegría y reencuentro.
Una de las
cosas más bonitas de correr en Vera, es
que el pueblo está lleno de extranjeros a los que les encanta este tipo de
pruebas y no se cortan en gritarte al pasar, animándote y aplaudiéndote, mucho
más si cabe, si es una mujer la que pasa por la carrera; el recorrido consistía
en dos vueltas que transcurrían por las urbanizaciones de Vera-Playa y el paseo
marítimo, casi a la orilla del mar, y pese a la humedad, correr casi anocheciendo
oliendo a esa mezcla de sal y algas, fue especial.
Llegó el
tramo donde los corredores de los 5 kilómetros giraban a la derecha para
encaminarse a la meta y nosotros seguíamos en línea recta por ese paseo
marítimo, algunos de esos corredores nos gritaban palabras de ánimo a los que
seguíamos y eso me trajo a la cabeza ese momento en la media maratón de Madrid cuando
nosotros aplaudíamos a los valientes maratonianos.
"No
entendemos el valor de los momentos, hasta que se han convertido en recuerdos..."
Hubo uno de
esos momentos casi al final de la primera vuelta, en el que Sole empezó a
quejarse por flato, y aún así no tiró la toalla, siguió adelante avanzando al
ritmo que habíamos marcado, demostrándome una vez más su fuerza, su resistencia,
y yo de algún modo iba contagiándome de ella.
La noche se
volvió oscura del todo, bebíamos agua constantemente en todos los
avituallamientos, la humedad seguía creciendo o esa era nuestra sensación y los
kilómetros se fueron haciendo más duros..., aprovechamos para tomarnos el gel
energético bien entrada ya la segunda vuelta y avanzando entre todas aquellas
rotondas y giros, volvimos al sendero del paseo marítimo a la orilla de la
playa; Allí fue donde Pepe comenzó a tener calambres en el gemelo, bajamos el ritmo,
pero él insistió en que siguiera adelante con Sole, que nos esperaría en meta o
si lograba recuperarse seguiría en la carrera, pero insistió en que lo
dejásemos atrás..
Mi cabeza
entró en estado de shock, Pepe había estado a mi lado en todas y cada una de
esas carreras, jamás me había abandonado y yo no podía hacerlo ahora, así que
seguí bajando el ritmo para ver si podía recuperarse..., hasta que llego un
momento que me gritó: "la que tiene que entrar en meta eres tú, así que
sigue corriendo"...;
Con todo el
dolor de mi corazón seguí avanzando por ese tramo oscuro de calles que
serpenteaban, sin decir ni una sola palabra, sólo escuchando el sonido de
nuestras zancadas y la respiración que llevábamos, no podía hablar y supongo
que Sole lo entendió porque ella tampoco decía nada, yo estaba inmersa en una
batalla conmigo misma...
Estábamos
llegando a un avituallamiento en una de esas curvas, cuando uno de los
voluntarios gritó: ¡que vienen dos chicas!, y creo que fue en ese momento donde
mi cabeza volvió a hacer "clic"..., miré a Sole sonriendo y pensé que
debíamos ser algo raro..., mi ritmo empezó a subir poco a poco, cada vez iba
más fuerte, en cada una de esas zancadas iba soltando la rabia que estaba
comiéndome por dentro, sin darnos cuenta pasábamos ya por la casa de Sole,
cerca del kilómetro 19, donde su marido nos hizo una bonita foto y nos animó al
pasar y allí nos crecimos las dos,
avanzamos cada vez más rápido, adelantando a muchos corredores, incluso
en una de esas rotondas pasamos a un grupo de ellos, Sole por la izquierda y yo
por la derecha y seguimos con ese ritmo subiendo por aquella avenida que
llegaba al Parque Acuático donde estaba situada la meta.
"Justo cuando la oruga pensaba que el mundo había terminado, se convirtió en mariposa..."
Una vez
arriba encaramos la línea de meta, al fondo se veía ya el arco y el reloj, empecé
a gritarle a Sole para que subiera el ritmo, corrimos en sprint por aquella
recta como si nos fuese la vida en ello, nos cogimos de la mano y entramos en
meta.
Sin pensar en nada más me quite el chip de la
zapatilla a toda velocidad, para que me dejasen entrar de nuevo en el
recorrido, no sé si fue una corazonada o que fue, pero estaba segura que Pepe
no había abandonado la carrera, que venía detrás y yo quería entrar a su lado.
Supongo que
Sole se imaginó lo que quería hacer y pesé a que estábamos sin fuerzas, hizo lo
mismo y me siguió, llegamos hasta la curva y lo vimos venir, nos pusimos cada
una de nosotras a un lado suyo y entramos de nuevo corriendo juntos por ese
arco de meta..., y allí estaba otra vez, esa tremenda sensación de felicidad...
Luchamos por éste décimo escalón, sufrimos esos kilómetros, reímos, charlamos con los compañeros y con esa parejita "NextLevel" que hizo también especial este momento, gritamos de alegría al ver la clasificación, disfrutamos de toda esta experiencia, y subimos al podium orgullosos, (y digo subimos porque si algo tengo claro es que este reto por si ya difícil, habría sido imposible sin Pepe), brindando éste trofeo a todos los que nos estaban apoyando, a mis hijos, al equipo #retoyosipuedo, a DownLorca y a esa grulla-loca que un día me hizo creer en este sueño y creer en mí para perseguirlo.
"Todo empieza con un sueño, sueñalo, y podrás lograrlo ..." #WaltDisney
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